Categorías
Blog

Del poder que tienen las palabras que usamos

ámateLos seres humanos somos magníficos contadores de historias. Estamos todo el tiempo contándonos historias, recordando algo que nos pasó o imaginando lo que estará por pasar. Y todo ello lo hacemos a través de imágenes, conversaciones, sensaciones, deseos… Una de las historias más importantes que nos contamos, es aquella referida a nosotros mismos.

Y cuando digo que estamos hecho de las historias que nos contamos (pero que también somos las historias que no nos contamos) es ejemplos de historias como éstas:

Historia 1: «Yo habría preferido contar con un padre y una madre que fueran un punto de referencia más estable o una fuente de afecto permanente a mi disposición”-
Historia 2: “Nací en Bosnia y he vivido experiencias tan duras que me hicieron madurar aun siendo un crio y además, sigo vivo para poder contarlo”.

¿Veis alguna diferencia en cómo se relatan ambas historias ? Una se encierra en el pasado, en algo incontrolable que ya no hay opción de cambio; una queja sin solución. La segunda en cambio parece incluso más dura que la primera, pero tiene una opción de cambio, un sobreponerse a esa historia, un aprendizaje, un logro, una lucha de supervivencia. Parece lo mismo, pero no lo es.

Porque sabiendo que nuestro lenguaje configura nuestros recuerdos y nuestro pensamiento; y como esto influye en nuestro estado de ánimo, debemos ser responsable con él: CUIDARNOS. Y esto significa que cuando tengamos un pensamiento formulado en una frase pesimista sin salida, deberíamos esforzarnos por reformularla, como así:

  • Vaya mierda de día, tengo una vida de mierda-> Vaya día más malo he tenido, debería hacer algo que me guste.
  • Qué mala suerte tengo, siempre me pasa lo mismo!-> Qué mala suerte tuve! Qué podría aprender para que no me pasara en el futuro? (Y sí, siempre hay algo para aprender/mejorar).
  • No sirvo para nada-> Ésto (porque generalmente esta frase nos la decimos después de no haber hecho bien una tarea) no es mi punto fuerte.
  • No tengo tiempo para nada, así no se puede vivir!-> No tengo tiempo libre, podría organizarme diferente o dejar tareas que no sean urgentes o importantes.

(Y este tipo de comentarios, en nuestra cultura sufridora, se lleva mucho).

Y así con infinidad de pensamientos que se nos van pasando por la cabeza continuamente. Y ya sabes, en función de tu alrededor, éstos pensamientos serán más o menos agradables.

Así que cuando no puedas cambiar tu alrededor, empieza por cambiar el lenguaje que usas en tus pensamientos.