La nueva normalidad.
Si le han cambiado el nombre, también podremos nosotras cambiar esa normalidad tan desalentadora que nos hemos dado cuenta que teníamos, si no, no hubiéramos desarrollado el síndrome de la cabaña, o así llaman al habernos dado cuenta que la de antes, no era una vida normal.
La vuelta a la «normalidad». Volver al trabajo presencial. Volver a tener que cumplir con las exigencias en el trabajo, con los amigos, con la familia, con la pareja, con mis vecinos, con el deporte, con la imagen, con…..pff qué pereza!
Si algo nos ha enseñado el confinamiento es que la libertad no solo depende de estar encerrado en casa. Hay más tipos de libertades que habíamos perdido en nuestro día a día. Pero oye, vamos a aprender algo de todo esto.